Libardo Ariza, el fundador, en Tena, Cundinamarca.
Somos un banco de expertos, un grupo de personas integrado por muchos adultos mayores y también adultos jóvenes y niños, profundamente convencidos de que el cambio es una posibilidad viable y necesaria para construir un nuevo estilo de vida, donde la diversidad y las diferencias generacionales encuentren sus espacios comunes e interactivos, de respeto, creatividad y amor.
Nuestros programas están conformados por y para personas de todas las edades, trabajadores y extrabajadores de empresas públicas y privadas, por pensionados y jubilados, quienes buscamos mejorar nuestra calidad de vida y la transmisión de conocimientos y experiencias para las nuevas generaciones, con énfasis en elretorno a la vida campesina y la recuperación de las herencias culturales del pueblo colombiano.
LA FUNDACION AGROCLUB EL RETORNO AL CAMPO FURALCAMP, tiene como propósito promover y desarrollar actividades de servicio destinadas a las personas de todas las edades, con énfasis en la promoción de ser y el despertar de los dones y capacidades del individuo, en el marco de desarrollo humano, creatividad y expresión.
Esta organización no gubernamental sin ánimo de lucro, procura a través de acciones y experimentos, provocar un impacto de emoción y reflexión para que todas las generaciones podamos imaginar, describir y construir una alternativa diferente de la vejez y donde la palabra “viejo” deje de tener una connotación peyorativa, para resignificarse en un nuevo concepto de dignidad, admiración y respeto.
A través del programa “EL RETORNO AL CAMPO UN CAMINO HACIA LA PAZ” se ha demostrado que es posible mejorar la calidad de vida y disfrutar de una existencia útil y feliz, mediante la integración comunitaria y la convivencia amorosa, gracias al retorno a las costumbres y a la vida campesina.
Llevamos a cabo programas de desarrollo humano, creatividad y expresión, mediante la reeducación de adultos para llegar a las nuevas generaciones el amor por el campo con sentido del deber, porque es a partir de actividades creativas y expresivas en la producción agropecuaria, que hemos encontrado el placer del contacto de la madre tierra y la naturaleza, creando a la vez una conciencia de granjeros y una libertad para buscar y disfrutar un desarrollo humano sostenible, con el irrenunciable ejercicio de la solidaridad, la responsabilidad y la bondad.
Por este camino hacia la paz, estamos conservando nuestra herencia cultural campesina, recuperando las posibilidades de seguir creciendo para construir y darle un nuevo sentido a nuestra vida.